[Experiencia SKI CENTRAL] Así es Portillo, donde esquían los que saben

Un paraíso en plena Cordillera (Foto Cecilia Profético/Clarín)

(Nota escrita y producida por SKI CENTRAL, a raíz de la invitación de Ski Portillo,
y publicada originalmente en el diario Clarín)

Uno empieza a sospechar que algo distinto debe haber cuando, al contar que te estás yendo a Portillo, los consejos que te dan diferentes personas tienen similar contenido, del tipo “tenés que vivir la experiencia completa”. Tal vez sea porque saben que en general a los esquiadores nos preocupa más la cantidad y calidad de nieve que habrá en la zona que a dónde vamos a dormir o comer. Prevenido entonces, dejé de lado los preconceptos en el famoso caracol que sube desde Santiago de Chile al centro de ski ubicado en plena Cordillera.

La primera lectura del lugar haría necesaria una recategorización de Portillo dentro del concepto de ski in/out. Porque no es un pueblo de montaña, con algunas casitas bien ubicadas y otras no tanto, sino un hotel de montaña inmerso en ella, con lo cual uno está en las pistas de manera absoluta.


El Hotel Portillo es omnipresente desde la llegada misma. Nada más atravesar su entrada, con un imponente portón de madera, la sensación es la de estar en un verdadero refugio de montaña. La calidez que se percibe se acrecienta ante la certeza del frío y la inmensidad andina del exterior. Para los argentinos, las reminiscencias por dentro con el barilochense Llao Llao son insoslayables, con esa equilibrada combinación de tradición y modernidad; lo clásico que nunca pasa de moda. Y el resort en sí también acompaña de cerca en antigüedad a su par trasandino, el cerro Catedral, con sus más que bien vividos 69 años.


En blanco y negro
Retrospectivamente hay un hecho clave que le dio a Portillo fama internacional y que reviven en blanco y negro las fotos que adornan las paredes del Hotel: haber sido el primer centro de ski de Sudamérica en albergar unos Campeonatos Mundiales de ski alpino, en 1966.

El mítico esquiador francés Jean Claude Killy,
uno de los grandes ganadores de los Mundiales de 1966

El big data del pasado repercute fuerte en el presente y hoy uno se puede cruzar por acá con los mejores esquiadores del planeta… Como el austríaco Marcel Hirscher, siete veces campeón del mundo, o la estadounidense Lindsay Vonn, oro olímpico y cerca de batir el récord de 86 victorias en pruebas de copa del mundo del mítico Ingemar Stenmark.

A Lindsay Vonn se la puede ver en las pistas y en retratos autografiados en el hotel

Aunque ahora vienen para entrenarse en la contra-temporada del hemisferio norte, la explicación para tanto huésped ilustre proveniente del olimpo del deporte blanco es tan simple como contundente: la variedad de sus pistas y la calidad de la nieve. Pero no es la única. La otra, claro está, es el Hotel.


Portillo cuenta con piletas climatizadas, jacuzzi, sauna, gimnasio, vestuarios, salas de reuniones, de lectura y de juegos con ping-pong y metegol, palestra, micro-cine, cancha indoor de deportes múltiples; vale decir, todo lo que un atleta de alta competencia puede necesitar para optimizar al máximo su estadía.

Cancha indoor de usos múltiples
Microcine

Una de las piletas climatizadas
Y como si esto fuera poco, a Lindsay la miman tanto que le permiten traer a su propio perro, que de ninguna manera llega a opacar a Petra, la icónica San Bernardo que es mascota y ama y señora del lugar.

Lindsay en las pistas, con perro propio... 

Petra es tremendamente fotogénica (Foto Cecilia Profético/Clarín)

Felizmente, los simples mortales no sólo hacemos uso de todas las instalaciones del hotel sino que además podemos gozar de un beneficio al que los super deportistas acceden, por mandato y propia naturaleza, con cuentagotas: la gastronomía de lujo que también es marca registrada de Portillo, con sus rigurosas cuatro comidas diarias incluídas.

Cordero a las finas hierbas, una de las delicias posibles

A eso se le suma el confort de las habitaciones, muchas de las cuales tienen una vista privilegiada de la Laguna del Inca, ese espejo de agua cargado de leyendas que le da al centro de ski un sello inconfundible y que redondea un paisaje de ensueño. Viviendo todo esto, una cosa es segura: los preconceptos dejados en el caracol ahí quedarán, por mucho tiempo más.

La Laguna del Inca en todo su esplendor, vista desde la habitación del hotel

Pero Portillo se apoya en el pasado y presente para proyectarse también al futuro. Y pensando en las exigentes nuevas generaciones es que ofrece títulos bastante poco habituales en la industria de la nieve regional. Como la inauguración de una nueva pista, en su ya amplio dominio esquiable de 500 hectáreas. Se trata de Gaucho, de nivel intermedio, ubicada en la zona en donde antiguamente llegaba el tren al lugar -todavía se ven algunas referencias-. Y aunque los argentinos nos demos alegremente por aludidos, el nombre de la pista hace en realidad referencia al mero gaucho, un ave característica de esta inconmensurable zona cordillerana, de la que Portillo emerge con sus mejores galas.



(Agradecimiento: Martín Nahra, prensa Ski Portillo en la Argentina)


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