Adiós a un mito del ski alpino: Toni Sailer
El corredor austríaco, legendario por haber ganado tres medallas de oro en los JJOO de Cortina d´Ampezzo de 1956, murió ayer a los 73 años. El recuerdo de Henry de Ridder.
Con sólo 20 años, Sailer entró en la historia del ski de competición por la puerta grande al ganar tres medallas de oro en slalom, slalom gigante y descenso –las tres disciplinas alpinas que existian entonces- en los Juegos Olímpicos de 1956 de Cortina d'Ampezzo, en Italia. Ayer, el Club de Esquí de Kitzbühel al que pertenecía anunció su muerte, a los 73 años y producto de una larga enfermedad.
La leyenda del “rayo negro de Kitz”, como se lo conocía en el Tirol, no hizo más que agigantarse ya que en tan sólo seis años de carrera, de 1953 a 1959, obtuvo siete títulos de Campeonato del Mundo: cuatro en 1956 en Cortina y tres en 1958 en Bad Gastein.
Siempre vestido con su característico gorro blanco como el que tiene en las fotos aquí reproducidas, Sailer fue un deportista verdaderamente adelantado a su época, ya que se interesó por los aspectos técnicos del ski, como así también por los métodos para mejorar los descensos o la preparación de las tablas.
Sailer empezó a brillar en 1952, y cuando aún con 17 años ganó algunas pruebas disputadas en Francia. En 1955 pasó a ser miembro del equipo nacional austríaco de ski alpino y, en 1956 llegó su momento de gloria. Este coincidió con la época posterior al tratado de 1955, que formalizó la independencia de Austria, y el corredor se convirtió en un ídolo de la juventud y en un símbolo del renacimiento de su país.
Tras abandonar su carrera deportiva con sólo 23 años, el campeón olímpico fue actor de cine (participó en 22 películas) y teatro y grabó 18 discos que tuvieron muchísimo éxito.
Después de instalarse en Canadá en 1964, Sailer volvió a Austria en 1972 como director técnico de la Federación de Ski Austríaca (ÖSV), cargo que ocupó hasta 1976, el año del triunfo de su compatriota Franz Klammer en los Juegos Olímpicos de Innsbruck. Durante 20 años fue también el director de carrera de Kitzbühel, su ciudad natal, y responsable del mítico descenso de Hannenkamm.
En 1999 le otorgaron uno de los títulos que más disfrutó: el de 'Deportista Austríaco del Siglo'. Hasta entonces, el único que repitió la hazaña de ganar tres medallas de oro olímpicas fue el francés Jean-Claude Killy –en Grenoble, 12 años después-, pero nadie consiguió igualar las siete medallas de oro logradas por el austríaco en Campeonatos Mundiales.
Pero además, en carrera Sailer apabullaba a sus rivales: en los JJOO de Cortina, sus victorias fueron absolutamente excepcionales, ya que ganó el slalom gigante con 6 segundos de ventaja, el slalom con 4 y el descenso con 3,5, algo que nunca más se vio en la alta competencia.
El recuerdo de Henry de Ridder
El periodista y también ex corredor olímpico argentino Henry de Ridder cuenta una anécdota con Sailer, en 1993. Cubriendo los Campeonatos del Mundo de Morioka Shishukuizi, en Japón, se cruzó con el austríaco y le pidió esquiar con él. Con casi 60 años, el ex campeón olímpico hizo gala de una técnica y un estado físico todavía envidiables.
Pero mejor que el resto de la anédota la cuente el propio De Ridder, tal como se la transmitió a SKI CENTRAL: “Cuando llegamos a la base, se me acerca y me pregunta, casi en tono de confesión, si sabía cuál era su deseo antes de morir, y al ver mi cara de asombro me dice: ´esquiar alguna vez en Bariloche, en el Catedral´. Recuerdo que cuando volví lo primero que hice fue comentárselo a quienes estaban a cargo del centro en ese momento, pero no parecieron demasiado entusiasmados en invitar a uno de los mejores corredores de ski alpino todos los tiempos, a un grande de verdad”.
Con sólo 20 años, Sailer entró en la historia del ski de competición por la puerta grande al ganar tres medallas de oro en slalom, slalom gigante y descenso –las tres disciplinas alpinas que existian entonces- en los Juegos Olímpicos de 1956 de Cortina d'Ampezzo, en Italia. Ayer, el Club de Esquí de Kitzbühel al que pertenecía anunció su muerte, a los 73 años y producto de una larga enfermedad.
La leyenda del “rayo negro de Kitz”, como se lo conocía en el Tirol, no hizo más que agigantarse ya que en tan sólo seis años de carrera, de 1953 a 1959, obtuvo siete títulos de Campeonato del Mundo: cuatro en 1956 en Cortina y tres en 1958 en Bad Gastein.
Siempre vestido con su característico gorro blanco como el que tiene en las fotos aquí reproducidas, Sailer fue un deportista verdaderamente adelantado a su época, ya que se interesó por los aspectos técnicos del ski, como así también por los métodos para mejorar los descensos o la preparación de las tablas.
Sailer empezó a brillar en 1952, y cuando aún con 17 años ganó algunas pruebas disputadas en Francia. En 1955 pasó a ser miembro del equipo nacional austríaco de ski alpino y, en 1956 llegó su momento de gloria. Este coincidió con la época posterior al tratado de 1955, que formalizó la independencia de Austria, y el corredor se convirtió en un ídolo de la juventud y en un símbolo del renacimiento de su país.
Tras abandonar su carrera deportiva con sólo 23 años, el campeón olímpico fue actor de cine (participó en 22 películas) y teatro y grabó 18 discos que tuvieron muchísimo éxito.
Después de instalarse en Canadá en 1964, Sailer volvió a Austria en 1972 como director técnico de la Federación de Ski Austríaca (ÖSV), cargo que ocupó hasta 1976, el año del triunfo de su compatriota Franz Klammer en los Juegos Olímpicos de Innsbruck. Durante 20 años fue también el director de carrera de Kitzbühel, su ciudad natal, y responsable del mítico descenso de Hannenkamm.
En 1999 le otorgaron uno de los títulos que más disfrutó: el de 'Deportista Austríaco del Siglo'. Hasta entonces, el único que repitió la hazaña de ganar tres medallas de oro olímpicas fue el francés Jean-Claude Killy –en Grenoble, 12 años después-, pero nadie consiguió igualar las siete medallas de oro logradas por el austríaco en Campeonatos Mundiales.
Pero además, en carrera Sailer apabullaba a sus rivales: en los JJOO de Cortina, sus victorias fueron absolutamente excepcionales, ya que ganó el slalom gigante con 6 segundos de ventaja, el slalom con 4 y el descenso con 3,5, algo que nunca más se vio en la alta competencia.
El recuerdo de Henry de Ridder
El periodista y también ex corredor olímpico argentino Henry de Ridder cuenta una anécdota con Sailer, en 1993. Cubriendo los Campeonatos del Mundo de Morioka Shishukuizi, en Japón, se cruzó con el austríaco y le pidió esquiar con él. Con casi 60 años, el ex campeón olímpico hizo gala de una técnica y un estado físico todavía envidiables.
Pero mejor que el resto de la anédota la cuente el propio De Ridder, tal como se la transmitió a SKI CENTRAL: “Cuando llegamos a la base, se me acerca y me pregunta, casi en tono de confesión, si sabía cuál era su deseo antes de morir, y al ver mi cara de asombro me dice: ´esquiar alguna vez en Bariloche, en el Catedral´. Recuerdo que cuando volví lo primero que hice fue comentárselo a quienes estaban a cargo del centro en ese momento, pero no parecieron demasiado entusiasmados en invitar a uno de los mejores corredores de ski alpino todos los tiempos, a un grande de verdad”.
(Fuente consultada y fotos: Nevasport. Agradecimiento retro histórica: Henry de Ridder)
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