In memoriam: Mary Villalba y Peludo Olivieri

Hace unos días, dos personas íntimamente ligadas al ski y a la montaña partieron, casi al mismo tiempo.


Mary Villalba fue durante muchísimos años instructora de la vieja Escuela de Esquí Catedral, y socia del Club Andino Bariloche. Se la podía escuchar con su voz tan particular en las distintas pistas del cerro Catedral, siempre con algún alumno detrás. Porque Mary siempre tenía alumnos, y encima, recurrentes, que la buscaban cada invierno para seguir tomando clases con ella. De cuerpo menudo pero un carácter fuerte, se la podía ver cada verano paladeando por la ruta Bustillo, entrenándose para la siguiente temporada.
Lo suyo no era la Técnica Agentina de Ski, pero cada invierno tenia a sus fieles alumnos que la requerían para clases.

El Peludo Olivieri fue un referente de la montaña en Bariloche. Cualquiera que haya recorrido picadas y refugios por la zona lo escuchó nombrar. Su excursión a los Hielos Continentales en los ´60 y su incansable labor en el Club Andino Bariloche. Su legado fue tan grande como sus dos hijos varones: Peti, uno de los mejores corredores que tuvo la Argentina, e integró la generación dorada del ski alpino nacional junto con Cali Martínez y Norbi Quiroga, entre otros; y Justi, un verdadero estudioso y apasionado del ski, uno de los responsables en desarrollar y al día de hoy seguir perfeccionando la que se conoce como la técnica argentina de ski.

La Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Instructores de Ski y Snowboard los homenajeó con estas líneas, que reproducimos aquí:

“Dos amigos se han ido, dos compañeros de la montaña, dos personas dignas.
Amigos de los de antes, de los de siempre, aquellos que quedaran en nuestros recuerdos.
Que nos enseñaron a amar la montaña y a respetarla.
Que nos demostraron con su ejemplo, las cosas buenas y simples de la vida.
Ellos, a los cuales tanto les debemos, Mary Villalba y el “Peludo” Olivieri.
Ellos que comenzaron a esquiar con botas con cordones, “herrajes” con tiras de cuero, esquís de madera.
Mary, muchos de nosotros comenzamos a esquiar con vos, bajábamos el caminito de mil doscientos y reconocíamos en cada rincón “tu voz” inconfundible.
Te encontrábamos hasta no hace muchos años enseñando en el cerro, siempre con tu carácter férreo y tu andar tan particular.
Peludo, Peludo querido, con tus cuentos y anécdotas de Patagonia, de tus incursiones por el Fitz Roy, de tus vueltas por el hielo continental.
Esquiando por la montaña, siempre tan perspicaz!!!
Haciendo compras en La Anónima con tu sombrerito de “Alpino”, cargado de escuditos.
En la fiesta de los ochenta años del CAB, hace pocos días, con tu alegría y tu sonrisa.
Los vamos a extrañar!!!
Desde acá, desde la tierra, les mandamos un fuertísimo abrazo y un enorme homenaje.”

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